En tiempos donde la verdad se ve cercada por el miedo y la institucionalidad se tambalea ante el peso de la arbitrariedad, el manifiesto del presidente del Tribunal Supremo de Justicia en el exilio, Antonio Marval Jiménez, emerge como un grito de dignidad y resistencia. No es solo una declaración política: es un llamado ético, una exhortación a la memoria, a la unidad y a la esperanza.
Desde el exilio, Marval Jiménez no habla como un funcionario desplazado, sino como un venezolano que se rehúsa a rendirse. Su mensaje, dirigido tanto al pueblo como a la comunidad internacional, denuncia con firmeza lo que él califica como una “tiranía terrorista” encabezada por Nicolás Maduro. En sus palabras, el régimen ha secuestrado las instituciones, destruido la economía y condenado a millones al exilio y la miseria.
Pero el tono del manifiesto no se queda en la denuncia. Es también una convocatoria. Marval Jiménez apela a todos los sectores de la sociedad venezolana —trabajadores, profesionales, sindicatos, empresarios, organizaciones sociales y la fuerza armada— para que se sumen al esfuerzo de reconstrucción. La clave, según él, está en la unidad: unidad para rescatar el orden constitucional, unidad para devolver la esperanza, unidad para aislar al régimen y abrir paso a la libertad.
El manifiesto también extiende su llamado más allá de las fronteras. Invita a los países del mundo a respaldar el proceso de cambio en Venezuela, a través de la cooperación internacional y el reconocimiento de las instituciones legítimas: el presidente electo, la Asamblea Nacional de 2015 y el Tribunal Supremo de Justicia en el exilio.
La pieza culmina con una afirmación rotunda: “Los venezolanos estamos juntos, firmes, determinados a derrocar la tiranía terrorista de Nicolás Maduro. Viva Venezuela libre, viva la democracia y viva la justicia. Amén.” Es una frase que condensa el espíritu de lucha, fe y convicción que atraviesa todo el manifiesto.
Este editorial no busca tomar partido, sino reconocer el valor simbólico de una voz que, desde el exilio, se niega a ser silenciada. En un país donde la justicia ha sido puesta en jaque, el manifiesto de Marval Jiménez recuerda que aún hay quienes creen en ella, la defienden y la proclaman como el camino hacia la libertad.
JCR

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