En un continente donde la realidad se fragmenta entre la indiferencia, la precariedad y la violencia institucional, tres autores —Noel Álvarez (España), Israel Chira (Perú) y Alberto Andrés Castillo (Ecuador)— nos ofrecen relatos que no buscan consolar, sino confrontar. Juego de espejos, En el banquillo y Apatía social son tres piezas narrativas que, desde distintos registros y geografías, revelan el pulso de sociedades que se miran a sí mismas con dolor, ironía y lucidez.
Juego de espejos — El voyeurismo como síntoma
Desde España, Noel Álvarez nos entrega un relato introspectivo que convierte la observación en obsesión. El protagonista, atrapado en su rutina de prejubilado, se convierte en espectador de un hombre que escribe en un café. Lo que comienza como curiosidad se transforma en envidia, en deseo de pertenecer, en necesidad de escribir. El texto es una meditación sobre la impostura, la autenticidad y el miedo a actuar. El “excritor” —figura ambigua entre exorcista y escritor— encarna la posibilidad de una vida distinta, mientras el narrador se consume en su reflejo.
Álvarez construye una atmósfera urbana, melancólica, donde el tiempo se diluye entre cafés, libretas y silencios. La escritura se convierte en espejo, y el espejo, en cárcel. Es un retrato de la parálisis emocional que aqueja a muchos en sociedades saturadas de estímulos pero vacías de propósito.
En el banquillo — La ética contra el sistema
Israel Chira, desde Perú, nos sitúa en el aula y en la oficina de dirección de un colegio privado. El protagonista, el profesor Chumacero, es convocado por una queja de una madre poderosa: su hijo ha leído Madame Bovary. Lo que sigue es una radiografía del sistema educativo como empresa, donde el cliente manda, la ética se negocia y el docente es un peón vulnerable.
El texto denuncia la precariedad laboral, la corrupción institucional y la hipocresía de una sociedad que exige resultados pero castiga la reflexión. Chira escribe con precisión y sarcasmo, revelando cómo el miedo a perder el empleo obliga a los educadores a callar, a ceder, a sobrevivir. En el banquillo no es solo una historia de injusticia: es una advertencia sobre lo que ocurre cuando la educación se convierte en mercancía.
Apatía social — La tragedia en tiempo real
Alberto Andrés Castillo, desde Ecuador, elige un formato innovador: un grupo de WhatsApp vecinal. A través de mensajes reenviados, cadenas religiosas, ofertas de humitas y rumores, se construye una tragedia. Una niña yace en la vereda. Nadie se acerca. Nadie llama. Nadie actúa. Cuando finalmente se revela que era Gabriela, hija de una vecina, ya es tarde: murió de hipotermia.
El texto es brutal en su sencillez. La indiferencia, el prejuicio y la burocracia se entrelazan en una narrativa que no necesita adornos. Castillo convierte el chat en espejo de una comunidad que ha perdido el sentido de lo común. Apatía social es una denuncia silenciosa, una elegía por la empatía perdida.
Tres voces, una urgencia
Lo que une a estos tres relatos no es el estilo ni el formato, sino la voluntad de mirar de frente. Cada uno, desde su trinchera, nos recuerda que la literatura no es solo arte: es resistencia. Juego de espejos nos confronta con nuestra pasividad; En el banquillo, con nuestra complicidad; Apatía social, con nuestra indiferencia.
En tiempos donde el ruido digital y la velocidad nos anestesian, estos textos nos obligan a detenernos, a mirar, a pensar. Son espejos rotos, sí, pero también ventanas abiertas. Y en esa grieta, tal vez, aún haya lugar para la esperanza.
UDI/FUNHI/JCR

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