De nuestro archivo caraqueño del año 2010, publicamos un pequeño extracto de la larga entrevista que nos concedió el General Edwin Donayre por aquellos tiempos, donde entre broma y serio, recreamos el contrapunteo que desataba Hugo Chávez a nivel de los medios de comunicación en el Perú de entonces... A propósito de la reciente excarcelación del General "sin su laberinto" de acusaciones que lo mantuvieron privado de libertad por 5 años como consecuencia del caso 'Gasolinazo', que se generó cuando ejercía sus labores como comandante General en el Ejército del Perú.
El General sin su laberinto: retorno, memoria y unidad continental
Desde los archivos caraqueños, emerge hoy con renovado sentido el testimonio del General Edwin Donayre, cuya voz —entre la ironía y la gravedad— tejía entonces un contrapunto con Hugo Chávez, símbolo de la beligerancia mediática que agitaba los vínculos entre Perú y Venezuela. Hoy, tras cinco años de privación de libertad por el caso “Gasolinazo”, Donayre retorna a la escena pública no como un personaje mediático, sino como un símbolo de persistencia, contradicción y memoria.
Su excarcelación no borra el laberinto judicial que lo mantuvo en silencio, pero sí permite reabrir el archivo de su pensamiento, donde se cruzan la defensa de la soberanía, la crítica a la hipocresía política, y una visión continental que reivindica la unidad bolivariana. En su entrevista, Donayre no solo confronta la manipulación mediática que lo expulsó del Ejército, sino que reivindica la dignidad de los pueblos originarios, la legitimidad de la protesta, y la necesidad de que las leyes nazcan del conocimiento profundo de la tierra y sus habitantes.
“Honor y gloria a Simón Bolívar, honor y gloria a José Antonio de Sucre, honor y gloria a ese pueblo grande de Venezuela”, declara con fervor, recordando que Ayacucho —su tierra natal— recibió de Venezuela no solo gestas libertadoras, sino también infraestructura, afecto y memoria. Tiene un pequeño lapsus histórico al errar en el nombre del Mariscal de Ayacucho, que no es José Antonio, sino Antonio José, como también errara unos años antes, Alberto Fujimori en su visita a Cumaná, la tierra natal del Mariscal. Pero continuando, en opinión del General Donayre, Bolívar y San Martín no compiten: se abrazan como lo hicieron en la historia, y como deberían hacerlo hoy los pueblos latinoamericanos.
Donayre, ayacuchano y militar, se revela también como un cronista de la idiosincrasia nativa, un defensor de la consulta popular, y un crítico feroz de la irresponsabilidad política. Su estilo —provinciano, directo, sin ornamentos— contrasta con el “bla bla bla” de los políticos que, según él, han perdido legitimidad. Y sin embargo, en ese tono campechano, emerge una ética de la acción, del cuerpo, del riesgo: “Sí se puede, sí se puede”, repite, como quien ha nadado contra corriente y aún cree en la posibilidad de reconciliación.
Estas líneas no buscan absolver ni condenar, sino recuperar la voz de un personaje que, desde el margen y la controversia, nos recuerda que la historia no se escribe solo en los tribunales, sino también en los micrófonos, en los gestos, en los abrazos de Ayacucho, y en los archivos que así como liberaron hace poco al no menos controversial Antauro Humala, también miembro de las filas castrenses, hoy, gracias a nuestro archivo internacional, vuelven a respirar.
UDI/FUNHI/JCR

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