Lágrimas por el Nobel: entre Trump y Milei

Publicado el 12 de octubre de 2025, 18:25

En nuestra caricatura de hoy, donde el humor se mezcla con la melancolía, Donald Trump le confiesa a su partner argentino: "Yo iba a ganar el Nobel de la Paz." A lo que Javier Milei, con la misma lágrima colgando del rostro, responde: "Y yo el de Economía."

Ambos personajes, atrapados en una escena que parece sacada de una película animada, se miran con ternura y resignación. Pero detrás del gesto caricaturesco, se esconde una verdad incómoda: ni la paz se concreta entre la Ucrania de Zelensky y la Rusia de Putin, ni mucho menos entre Hamas y Benjamín Netanyahu. Las promesas de reconciliación se diluyen entre misiles, discursos encendidos y territorios en disputa.

En Sudamérica, el panorama no es menos complejo. La frase de Gandhi —"No hay camino para la paz, la paz es el camino"— resuena como un eco lejano en el Caribe y más allá. Las ollas siguen sonando, no sólo como protesta, sino como símbolo de hambre y frustración. El pan de cada día que Milei prometió devolverle a los argentinos aún no llega, y las mayorías bonaerenses siguen esperando, como tantas otras en el continente.

Y sin embargo, la Academia Sueca lanza un mensaje entre líneas al otorgar el Nobel de la Paz a María Corina Machado. No es sólo un reconocimiento, sino una invitación: a que Trump apueste por la paz, y a que el poder político venezolano —anclado por dos décadas— sepa leer el gesto. Que Venezuela se atreva a entrar en el contrapunteo democrático que ya ensayan Argentina, Colombia y Chile, donde la alternancia entre izquierdas y derechas gira en torno a un sistema genuinamente plural.

Porque si algo nos enseñan estas caricaturas con lágrimas, es que detrás del gesto exagerado hay una súplica real: que la paz y la economía dejen de ser premios imaginarios y se conviertan en conquistas concretas.

UDI/JCR

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