
Mentir mirando a los ojos de su víctima que es el pueblo peruano y discutir con supremo cinismo que “sólo fue un préstamo de su Wayki”, es una perorata descarada a la que nos tiene acostumbrados la huésped de Palacio de Gobierno, Dina Boluarte, que no se cansa de lucir prendas lujosas, de viajar por el mundo, de burlarse de las miserias económicas por las que atraviesa su pueblo de a pie, dando indicaciones gastronómicas para preparar suculentos menús con tan sólo 10 soles, mientras ella come caviar y demás aperitivos exquisitos. Ahora a esta hora, donde las calles del barrio pobre trascienden a polvo humano contando sus monedas para agenciarse a la vida con sueldos miserables, ahora, repito, a puertas de la celebración patria, anunciando oficialmente el aumento de su sueldo como un logro bíblico, “setenta veces siete”. En verdad os digo, parafraseando el aumento con la frase bíblica ubicada en Mateo 18:22, que la misma se refiere a la idea de un perdón ilimitado y no a un número específico de veces. Es decir, Jesús le dice a Pedro que perdone no solo siete veces, sino "setenta veces siete", lo que significa que el perdón debe ser constante e incondicional, como el amor de Dios, como el amor real de un gobernante a su sacrificado pueblo que espera de su jefe supremo medidas acordes con reivindicaciones sociales, con mejoras en su sistema de salud, educación, vivienda, economía, etc. De modo que, sin duda el Ministro de Economía equivoca la idea de la parábola suprema y eleva el sueldo presidencial a una cifra contante y sonante que marca un incremento de 125% con relación al sueldo anterior. Craso error que esperemos le cueste el cargo a la tristemente célebre Dina “mita”, que resultó siendo una bomba de tiempo estallando en las narices de nuestros pueblos olvidados.
Gonzales Izquierdo: “Nuevo salario de Boluarte está por encima de su productividad como presidenta”
El reciente anuncio del aumento salarial para la presidenta Dina Boluarte ha generado una ola de críticas y cuestionamientos en el Perú. Según informó el ministro de Economía y Finanzas, Raúl Pérez Reyes, el Consejo de Ministros aprobó un decreto supremo que eleva la remuneración mensual de la mandataria a 35,568 soles, un incremento significativo que supera los 20,000 soles respecto a su sueldo anterior.
Este ajuste, justificado por el Ejecutivo como parte de un proceso de adecuación al régimen de SERVIR y basado en un “promedio ponderado” de salarios de altos funcionarios de 12 países latinoamericanos, ha sido recibido con escepticismo y rechazo por diversos sectores de la sociedad y especialistas en economía y política.
Contexto y justificación oficial del aumento salarial
Desde que se conoció la intención de aumentar el sueldo de la presidenta, los ministros del gobierno intentaron justificar la medida señalando que se trataba de un proceso necesario para adecuar los sueldos del aparato estatal a parámetros internacionales. Según el ministro Pérez Reyes, la comparación realizada entre 12 países latinoamericanos situaba el salario de la presidenta Boluarte en el puesto 11, lo que, a su juicio, justificaba un ajuste para mejorar esa posición.
Además, se argumentó que el cargo más alto del Estado requiere una remuneración acorde a las responsabilidades y funciones que desempeña, y que este proceso de adecuación era una medida que venía siendo analizada desde hace varios años, no una iniciativa impulsada directamente por la presidenta.
Reacciones políticas y sociales: críticas y cuestionamientos
La aprobación del aumento en un contexto político y social complicado ha generado un fuerte rechazo. La presidenta Boluarte enfrenta actualmente uno de los niveles de desaprobación más bajos en la historia reciente del país, con una aceptación nacional cercana al 2% y en algunas regiones, como el norte del país, incluso del 0%. Su gestión es percibida como deficiente, especialmente por problemas urgentes como la infraestructura educativa y hospitalaria en deterioro.
El congresista Alfredo Pariona fue uno de los primeros en manifestar su descontento, enviando un oficio a la Presidencia del Consejo de Ministros para exigir explicaciones y un sustento técnico para este incremento. Además, presentó un proyecto de ley para reducir los salarios de los altos funcionarios del Estado, buscando frenar futuras medidas similares.
La Asociación Civil Transparencia calificó el aumento como un acto frívolo, especialmente en un momento en el que la ciudadanía enfrenta las consecuencias de una gestión pública considerada deficiente y una crisis económica que afecta a amplios sectores.
Análisis económico: ¿Está justificado el aumento?
El economista Jorge González Izquierdo fue contundente al calificar la medida como “inconveniente e inoportuna”. Según explicó, el salario de un funcionario público debe reflejar su productividad, y en este caso, el nuevo sueldo de la presidenta está por encima de lo que su gestión ha demostrado en términos de resultados.
“El salario que se le va a fijar a la señora presidenta Dina Boluarte está por encima de su productividad como presidenta de la República.”
González Izquierdo advirtió además que este aumento podría generar un efecto dominó en el sector público, con otros grupos exigiendo incrementos similares, desde trabajadores que ganan el sueldo mínimo hasta jubilados, lo cual podría agravar la situación económica y social del país.
En contraste, el economista reconoció que es justificable que ciertos funcionarios, como los del Banco Central de Reserva del Perú, tengan salarios elevados debido a la alta productividad y el beneficio que generan para toda la ciudadanía —un criterio que, según él, no aplica en el caso de la presidenta Boluarte.
El momento político y social: ¿Era adecuado este aumento?
El anuncio del aumento se produjo justo después de un episodio de rechazo popular, cuando una comitiva oficial fue agredida con piedras y huevos, reflejando la profunda insatisfacción ciudadana con la actual gestión. Esta coyuntura política adversa, sumada a problemas sociales graves como la precariedad en colegios y hospitales, hace que la decisión sea vista como desconectada de la realidad.
Desde el Ejecutivo han negado que la presidenta haya impulsado directamente el aumento, pero documentos revelados por el programa televisivo Panorama indican que desde febrero de este año la oficina de la presidencia ya había iniciado gestiones para sustentar el incremento, lo que contradice las declaraciones oficiales.
Reflexión final: Un aumento que genera más dudas que consensos
El incremento salarial para la presidenta Dina Boluarte, aprobado oficialmente y justificado como un proceso técnico y necesario, ha encendido las alarmas en el panorama político y social del Perú. En un momento de crisis económica, baja popularidad presidencial y múltiples demandas sociales, esta medida parece enviar un mensaje equivocado y desconectado del sentir ciudadano.
Las críticas de expertos, legisladores y organizaciones civiles apuntan a que el aumento no refleja la productividad ni la realidad del país, y que podría generar mayores tensiones y demandas en otros sectores del Estado. En definitiva, el nuevo salario de la presidenta ha abierto un debate profundo sobre la responsabilidad, legitimidad y oportunidad de las decisiones en la administración pública peruana.
No sería nada raro que este tristemente célebre aumento del salario presidencial sea el preludio de la inminente salida del poder de Dina Boluarte, al activarse automáticamente su vacancia por nuestro pueblo de a pie que obligaría al no menos vapuleado Congreso a tomar cartas definitivas en el asunto. Ni una burla más por parte de este ejecutivo nefasto que le da la espalda al país, ni un sol más para una mandataria que jamás se ganó el respaldo popular, sino todo lo contrario. Castigo bíblico, "setenta veces siete".
JCR/UDI/FUNHI
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