Casas, pueblos y memorias en tránsito

Publicado el 7 de diciembre de 2025, 2:11

La literatura que hemos revisado en los textos de Carina Beatriz Longo, Silvana Verónica Lameiro Miccichè, Jorge Silva Spiers y Doris Yadira Guevara Bernal nos recuerda que la escritura es, ante todo, un territorio de tránsito. En sus páginas, las casas, los pueblos, las cuevas y las maletas se convierten en símbolos de identidad, resistencia y memoria colectiva.

En “La Leopolda”, Carina Beatriz Longo nos ofrece una sátira fantástica donde la bruja heredera de Zeus desestabiliza el orden social de Villa Amelia. Allí, lo grotesco y lo mágico se funden en una parodia del poder femenino y de la moral pueblerina. Como señalamos en el programa que se irradia por el mundo, gracias a la magia de internet: “La Leopolda es una metáfora del poder femenino disruptivo, heredero de una abuela bruja griega, que desestabiliza el orden social.” La autora nos recuerda que la magia puede ser también un acto de resistencia, como en efecto acontece en cada uno de nuestros programas a lo largo de estos casi 15 años en los que venimos navegando.

En “Y no era la primera vez”, Silvana Verónica Lameiro Miccichè nos sumerge en la crudeza urbana del alcoholismo y las relaciones tóxicas. La repetición obsesiva —“Heineken, Coronita, Mahou, Estrella. Beber y beber.”— funciona como un mantra de condena y memoria. El relato se convierte en una crónica íntima de la adicción, donde la voz confesional expone la fragilidad y la búsqueda de identidad en medio del exceso.

En “Cueva de Loros”, Jorge Silva Spiers despliega una cartografía cultural de Huaylillas y la sierra liberteña. Su texto, minucioso y testimonial, preserva la memoria oral y las costumbres locales: los caseríos, las fiestas patronales, las anécdotas de hacendados y los apodos comunitarios. Como se destacó: “El escrito funciona como una cartografía literaria y cultural, más que narrar una historia lineal, busca preservar memoria y costumbres.” La cueva, con sus bandadas de loros, es símbolo de identidad y orgullo, pero también puerta de entrada a un universo más amplio de tradiciones.

Finalmente, en “Casa de Bolsillo”, Doris Yadira Guevara Bernal convierte la maleta en metáfora central de la vida. La narración autobiográfica y poética muestra cómo la identidad se guarda en objetos, recuerdos y vínculos que viajan con nosotros. “Una esquina propia donde encajar mis cosas. A veces me preguntaba si yo misma estaba en la maleta o en la casa.” La obra transmite la resiliencia femenina y la capacidad de construir hogar en medio de mudanzas, pérdidas y nuevos amores. Y lo más anecdótico y a la vez único, es que Doris Yadira participa de esta "macóndita" cita protagonizando una nueva mudanza familiar, en medio de sus maletas y familia viajera, terminando de evidenciar que la realidad virtual generada por inteligencia artificial queda corta ante la cruda realidad existencial y al genio natural de los que protagonizamos estas historias. (Disfruten del programa en la parte inferior)

Un hilo común

Aunque distintos en estilo y geografía, estos textos comparten un hilo: la casa como metáfora de pertenencia. La bruja que trastoca el pueblo, la mujer que bebe para sobrevivir, el viajero que describe la sierra, la madre que guarda su vida en una maleta: todos nos hablan de la necesidad de habitar un espacio simbólico que nos sostenga frente al caos.

En suma...

La literatura aquí reunida es más que relato individual: es difusión cultural de memorias colectivas. Nos invita a pensar que la identidad no se construye en paredes fijas, sino en los objetos que guardamos, en los pueblos que recorremos, en las casas que se expanden y en las maletas que nos acompañan.

En tiempos de movilidad y desarraigo, estas obras nos recuerdan que la casa es también un acto de escritura: un lugar portátil, simbólico y resistente donde seguimos habitando, aunque cambien los techos y las geografías.

UDI/FUNHI/JCR

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