Érase una vez, Violeta...🛑#Forever

Publicado el 6 de agosto de 2025, 5:39

En una aldea brillante llamada Miraflores, nació una niña de nombre largo y melodioso: Luz Violeta Ferreyros Tabbah. Pero el viento del destino, caprichoso como los cuentos, decidió que todos la llamarían simplemente Violeta, como la flor que florece sin permiso y embellece todo a su paso.

Desde pequeña, Violeta poseía un don misterioso: una sonrisa que derretía nubes, una voz que calmaba dragones, y un andar que hacía bailar a las estrellas. A los 15 años, guiada por el hada de la casualidad, cruzó los portales de Panamericana Televisión, donde las imágenes aún se tejían en blanco y negro. Iba como acompañante, pero el espejo mágico la reflejó a ella, y el hechizo comenzó.

Fue entonces que apareció un mago llamado: Augusto Ferrando, quien la miró con sabiduría ancestral y le dijo la profecía que cambiaría su vida:

"Con Kiko tendrás oro... pero conmigo tendrás gloria."

Así nació Trampolín a la Fama, un salón encantado donde Violeta reinó durante treinta lunas y treinta soles. Vestía siempre como una reina del buen gusto, rodeada por criaturas encantadoras: Leónidas, el poeta invisible; Tribilín, el bufón melódico; la Gringa Inga, sirena de otro mundo; y, por supuesto, Augusto, su caballero de armadura de sonrisas.

Los cumpleaños se celebraban allí entre confeti y canciones, como si el tiempo respetara a los corazones nobles. Incluso cuando Augusto decía “vieja”, Violeta respondía “chancho”, y el Reino entero se reía con ternura.

Pero como todo hechizo tiene su ocaso, el 11 de mayo de 1996 las luces se apagaron. Todos lloraron, menos la reina Violeta. Ella mantuvo el temple, como las verdaderas heroínas, y en la intimidad de su hogar, soltó las lágrimas que el escenario no se atrevía a tocar.

Bailó con presidentes, saludó al reino cada tarde con su mágico "¡Buenas tardes, Perú!", y bautizó a grandes sabios como Genaro "Papá Upa". Inventó fórmulas secretas como “Haga negocio con Kiko”, y convirtió cada emisión en un conjuro de alegría.

Hoy, desde lo alto de su torre dorada, contempla con melancolía la televisión sin magia. Sus palabras son como un suspiro del bosque: “Ya no hay un solo programa que valga la pena”. Pero su leyenda vive, porque ella es la última voz, el último faro de aquel reino brillante.

Así terminó la crónica de Violeta Ferreyros, la reina eterna del Trampolín Encantado. Pero en cada corazón peruano, su cuento no ha acabado. Porque cuando la historia es hechizo, y el alma es arte... los finales se vuelven comienzos.

Si lo dudan invoquen al “Carreta Jorge Pérez”, que allá desde el firmamento continúa la jarana…

Añadir comentario

Comentarios

Todavía no hay comentarios

Crea tu propia página web con Webador