Octubre en el Perú no solo huele a incienso y mirra, también suena a guitarra y cajón. Es el mes donde la fe y la música se abrazan, donde el Cristo moreno abre camino entre hábitos morados y turrones, mientras la canción criolla afina su voz para celebrar lo que somos: memoria, sabor, devoción y ritmo.
La inspiración musical de Jorge Carrión nos recuerda que octubre es procesión y también resbalosa. Que Fray Martín y Santa Rosa no solo caminan con el Nazareno, sino que afinan los versos que danzan en cada esquina limeña. Que los Nicomedes del siglo XXI siguen copando la escena, con versos que huelen a picarones y suenan a sentimiento.
Y en ese mismo pentagrama de peruanidad, Gerardo Rehuel Sánchez canta a Pochita, a Joe, y a la reina eterna de la canción criolla: María de Jesús Vásquez. Desde el infinito, su voz ilumina las festividades, como faro de identidad y ternura. Porque cada 31 de octubre, mientras las cuadrillas bailan la fe, también se entonan valses, marineras y festejos que nos recuerdan que ser peruano es cantar con el alma.
La canción criolla no es solo música. Es historia, es resistencia, es abrazo. Es Lima enamorada, morada, luminosa. Es el eco de Chabuca, el suspiro de Avilés, la pluma de Polo Campos. Es la voz primera que nunca se apaga.
¡Feliz Día de la Canción Criolla! Que octubre siga cantando, por los siglos de los siglos.
VTV/JCR
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